Es una ironía que en la era de las comunicaciones, las personas vivamos más aisladas que nunca unas de otras. Aparentemente, las personas piensan que son comunicativas porque están unidas a las demás por la tecnología. Pero la triste realidad es que cada vez hay más personas solitarias, individualistas, incapaces de recibir y devolver el cariño de las personas que las rodean. Vivamos el momento presente con el asombro de un niño. Dejemos de estar separados del mundo que nos rodea. Despertemos a una nueva conciencia. Sintamos que estamos vivos y seamos felices.