lunes, 30 de noviembre de 2015

¡No te duermas!


Oh buscador,
escucha el verdadero anhelo de tu corazón,
¡no te duermas!
 
Has pasado mil noches
en la cuna del sueño
y tan sólo una noche te pido.
En aras del Amigo.
¡no te duermas!
 
El Testigo amante nunca de noche duerme,
sigue tú Su camino:
Entrégate a Él,
¡no te duermas!
 
Atención a esa aciaga noche
en que clamarás a Dios en agonía
¡No te duermas!

Cuando venga esa noche la muerte a recibirte, 
en el espanto de esa noche, oh cansado
¡no te duermas!
 
Aun las piedras gritan al ser atadas
con el peso de esas cadenas,
No eres tú una piedra,
recuerda esas cadenas,
¡no te duermas!
 
Aunque te tiente la noche cual hermosa doncella,
no bebas de su copa.
Teme la mañana venidera,
y ¡no te duermas!
 
Dice Dios: “De noche velarán conmigo mis predilectos”
Si esas palabras oyes,
¡no te duermas!
 
Teme esa espantosa noche
en la que no podrás encontrar refugio alguno.
¡Almacena tus provisiones esta misma noche!
¡Cuidado! ¡No te duermas!
 
Cuando el mundo está dormido,
encuentran los Santos su tesoro,
en aras del Amor que siempre da,
¡no te duermas!
 
Cuando tu espíritu esté viejo y gastado,
otro nuevo te dará Él,
serás entonces el puro espíritu de todo.
Oh tú que esperas, ¡no te duermas!
 
Una y otra vez te he dicho:
¡entra en ese silencio interno!,
pero sigues sin oírme.
Dame una sola noche
y te daré a cambio mil.
¡No te duermas!

Yalal ad-Din Muhammad Rumí